Ya estamos al final de la primera década del s. xxi, y hace más de 2400 años atrás los griegos se plantearon el problema de la relación entre la Ética y la Política y dieron una solución correcta: la ética y política tienen (y deben tener) una relación intrínseca e íntima. Es decir la Ética y la Política tienen que andar juntos.
Como la historia es dinámica, y no siempre progresa positivamente, pues, vinieron posiciones, planteamientos y prácticas divergentes. Hay quienes han sostenido la no necesidad de la moral, sino pura política, como es caso de N. Maquivelo. Otros, como E. Kant. Sostiene una moral universal, autónoma e individual y sin política. En la Época contemporánea se agudizó el problema, por ello, surgieron regímenes políticos nefastos para la especie humana, como es el caso de A. Hitler con el nazismo.
Estos convirtieron a la moral en sierva y esclava de su política, esto es, no hay moral, si hay es, debe ser, la que practico. Pues, es necesario que la moral encuentre un espacio de realización dentro de la practica política si es que se quiere realmente hacer política en sentido estricto.
La naturaleza de la política en general (aspirantes o detentores del poder, que se proyectan a conservar, a reformar o revolucionar una sociedad o comunidad determinada) se caracteriza por dos elementos y aspectos básicos: lo ideológico y lo practico-instrumental.
En lo ideológico se consignan las metas o los fines que consideran valiosos; por su puesto, tiene que ser la justicia e igualdad, la dignidad humana, la libertad y la felicidad del hombre. Y en lo practico-instrumental, se encuentra la práctica de la persona que reúne calidad moral aceptable y los medios que va a utilizar para llegar al poder, y los medios que va utilizar para conservar, reformar o revolucionar.
Como el lector puede notar y evidenciar que la moral (ética) encuentra espacio tanto en el aspecto ideológico y en el practico-instrumental. En el primero están los valores y en el segundo están el agente (sujeto) y los medios moralmente aceptables. Por tanto, y por todo lo anterior, si a una política o partido le falta uno de ellos no es política, o no es un partido político.
Como nuestra universidad no es ajena a la política, sino que se organiza, se direcciona políticamente (como explican la existencia de la AU, CU y CF, los sindicatos, la FUA, centros federados y centros de estudiantes), entonces es lícito buscar qué tipo de relación hay entre ética y la política en la UNSA, hay o no lugar para la moral en la practica política y, finalmente, si existe en si partido o grupo político y política en si. Para ello, creo, es necesario hacer memoria de algunos procesos políticos y algunos que están en proceso.
En el primer caso hay dos: las elecciones estudiantiles para el tercio y la elección del nuevo rector. ¿En las elecciones estudiantiles algún grupo o lista presentó, o sabe alguien, su ideología y proyecto? Respuesta: ninguna. Por tanto, ninguna lista ha tenido noción básica de la naturaleza de la política y su implicancia moral.
No fueron, pues listas políticas, sino politiqueras.
Al parecer, de esto se dieron cuenta los estudiantes es por eso que ganó ampliamente el voto viciado como rechazo a los politiqueros y a las listas politiqueras y “amorales”.
Ahora, en la elección del nuevo rector, ¿el grupo político que propuso (entre estudiantes y docentes) presentó, o alguien sabe de su ideología y su proyecto? La respuesta: también es negativa. Por tanto, se eligió al rector politiqueramente.
En el aspecto practico-instrumental en la elección estudiantil la mayoría no reunía ni reúne la calidad moral alguno; y los medios que han utilizado, ya no nos sorprende, la misma ignorancia de los estudiantes, por tanto, inmoral.
En la elección del rector el “elegido” no es mas que un inmoral desde todo punto de vista; y los electores, la mayoría absoluta (sorprendentemente se han convertido valdemaristas y doctor bambistas), fueron los mas vergonzos,por ello, “apolíticamente” eligieron como rector a un personaje indeseable, pues él no quiere el progreso y la calidad de la universidad, sino simplemente estar en el poder y, quien sabe, para robar y enriquecerse a expensas de la degeneración y desnaturalización de la universidad.
Por tanto, se utilizó pues medios moralmente perniciosos para alcanzar el poder (prevendas: toma y daca, dame que te doy, de qué manera te doy, etc.). Y el grupo directamente responsable de este pernicioso y degenerado hecho es el grupete aprista de “Unidad Estudiantil” (UE); y ahora están demostrando en las tres instancias de cogobierno de acéfalos, de mediocres y de inútiles que son.
En conclusión, en la UNSA la moral no es tomada en cuenta. Tampoco hay política ni grupos o partidos políticos, sino, lo que hay es politiquería y grupos politiqueros. Por tanto, todos los grupos son parte de la vergüenza agustina: politiquería vestido de política. En suma, en la Unsa no sólo hay divorcio entre la política y Ética, si no que no hay política, sino politiquería barata liderado por los más mediocres.
G. ORDOÑEZ. A.
