UNSA DE ANIVERSARIO

Y LO QUE QUEDA PARA CELEBRAR

La “primera” casa de estudios de Arequipa, UNSA, que hoy cumple y celebra – a pesar de todo- un año más de aniversario, pero como ya es costumbre, tiene poco o nada que celebrar, por ello, de seguro entristece a los que alguna vez se esforzaron en construir una imagen, y hacer de su nombre en sello de calidad y de prestigio.

Pero hoy (¡desde hace un buen rato!), de esa imagen y de ese nombre muy bien ganado, al parecer, solo quedan los viejos y trastos recuerdos; y las nuevas autoridades (desde J. M. Guillen, R. M. Cornejo C. y, ahora, V. Medina Hoyos) solo se han dedicado en cómo seguir en el trono del poder, en cómo hacer de los dirigentes estudiantiles en sus fieles devotos y cómo heredar el poder al socio (o al pillo) más cercano. Y de verdad han conseguido de una manera admirable y brillante, pues, va a ser 1/4 de siglo (25 años) que un solo grupo mafioso, en alianza con patria roja, gobierne la universidad de una manera perniciosa.

Los más beneficiados y premiados, y por supuesto responsables de esta perniciosa degeneración, del ocaso, de la mediocridad y de la crisis académica, administrativa, política y moral de la universidad, son los que han ingresado a trabajar (como docentes y admistrativos) por el hueco de la pared trasera hecha por algunas ratas que han sabido camuflarse muy bien como autoridades.

Por otra parte, en este corriente atractivo, degenerativo y mutativo, el Sindicato Único de Docentes (SUDUNSA) se ha convertido en un sindicato de vagos, en el hueco y refugio de los docentes que son y piensan seguir con su ocaso y mediocridad intelectual; por ello, cuando la santa gana de Sudunsa le pica, inmediatamente decide y ordena a sus afiliados a no levantarse de la cama, y desde allí exigir y hacer valer sus derechos: de cobrar sin trabajar y, encima, pedir aumento.

En cuanto a los estudiantes hay mucho que decir, pero se han caracterizado, se han identificado y se han distinguido por manifestar una actitud acrítica, pasiva, apática e indiferente frente a todo lo que sucede en la comunidad y dentro de la universidad, al parecer, para los estudiantes, al igual que para ( los pillos vestidos de) autoridad, en la UNSA todo va bien, por ello, no encuentran más que bajar la cabeza y decir, como buenos cristianos, “¡amen!, que así sea.”

Sin bien no hay casi nada para celebrar, la UNSA igual cumple 182 años, por ello se saluda y se agradece a todos los docentes que trabajan con misticismo y honestidad; a los que se esfuerzan para evitar que nuestra primera casa de estudios se convierta en un hueco o fabrica de mafiosos y mediocres, a los que en tiempos de eternas huelgas nos dictó los cursos en su casa, a los que simplemente con esfuerzo merecidamente son catedráticos.

G. Ordoñez Ajahuana