JÓVENES EN EL JUEGO ELECTORAL

Y SUS PEORES ENEMIGOS

En este proceso electoral, como ya es costumbre, lo que uno encuentra es a la misma gente y con el mismo discurso, y claro, pregonando a los cuatro vientos sus supuestas experiencias en gestión pública y trayectoria académica como garantías de idoneidad y de buena gestión si son elegidos. Pero lo que es escaso, lo que es raro y lo que no encontramos, a pesar de la obligatoriedad legal, es a los jóvenes que estén encabezando listas distritales, provinciales y, porqué no, regionales.

Una vez constatada la ausencia casi total de la juventud, o simplemente utilizada para el “relleno” formal (de cuota joven), surge nuevamente esa pregunta trillada y, claro, con una respuesta común y obvia: ¿cuál es pues la causa de que los jóvenes, como ya es normal, sean los grandes ausentes en este y en todos los procesos electorales? La respuesta común es: les falta experiencia e independencia económica y autonomía en sus decisiones (la mayoría, como es natural, vive de las propinas, y sus decisiones sobre su futuro y sobre cualquier problema social están sujetas a la aprobación de los padres).

La verdad, ayer que hemos estado “celebrando” el Día Internacional de la Juventud, la explicación de sus actos está en la conciencia de los mismos jóvenes; la misma que se revela y se objetiva en sus actos de pasividad, de apatía, de desidia, de indiferencia, etc. frente a todos los problemas que ocurre en la misma comunidad universitaria y en la sociedad en general.

Para salir de esta perniciosa “normalidad” que degenera y que excluye a los mismos jóvenes, creo, es necesario llevar esta actitud tradicional, aceptada como algo natural y normal, al tribunal de la razón y someter a la autocrítica racional. No es posible que los jóvenes, la mayoría, sigan matando su juventud como una tira de enfermos ludópatas en las cabinas de Internet jugando estupideces y media. No es posible que en la juventud solo se manifieste el desarrollo físico y biológico, pero nada en lo psicológico y nada en el desarrollo espiritual (conocimiento y seguimiento a la problemática social y su consecuente crítica y compromiso para la solución).

Pero, a pesar de que esta oscura tradición que nubla y que acostumbra excluir a los jóvenes con el cuento de que son “futuros” de la comunidad o de la nación, hay algunos, como siempre salvando el honor de los universitarios y de los jóvenes, se han atrevido brillar con su propia luz; aunque los miopes ojos de las encuestadoras no lo vean, aunque no cuente con tanto dinero para colocar gigantografias en todas esquinas, pintarrajear las paredes del distrito y financiar la millonaria publicidad mediática, pueden demostrar que los jóvenes no son idiotas, y son tan igual o mejor que los supuestos políticos experimentados.

Sobre el último, es el caso del joven estudiante de Antroplogía, Alexander Ccanccapa que encabeza una lista distrital en Miraflores; quien hasta ahora ha demostrado madurez y lucidez en los debates que ha organizado el diario La Republica y transmitida directamente por un medio radial. Ha expuesto y ha defendido sus propuestas -sin exagerar- mejor que los viejos y experimetados candidatos. Ojalá pueda vencer a los peores enemigos que tiene al frente: el prejuicio de la población, la costumbre tradicional y perniciosa de la apolitiquería, la apatia, la indiferencia y la desconfianza de los mismos jóvenes, etc.

G. Ordoñez A.