JOSE SARAMAGO SE FUE

EL NOVELISTA UNIVERSAL CERRÓ LOS OJOS "PESIMISTAS" E HIZO EL PUNTO FINAL A SUS LINEAS HEREJES

Hoy, con 87 años de edad, nos dejó para siempre uno de los mejores plumas del siglo XX, el Premio Nóbel de Literatura en 1998, el gran José Saramago.

En Saramago se encuentra el ejemplo del intelectual que, en primer lugar, experimentó lo que significa ser un campesino y ser de una familia pobre, pero que en ella encontró el respeto, la educación y, por supuesto, la sabiduría de la vida, por eso, mucho después expresó con cariño lo siguiente: “El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir”. Pues, hay cosas que en la vida no se aprende con la lectura ni asistiendo a las mejores universidades, sino en la vida cotidiana y común, y por supuesto de la gente común.

Segundo lugar, fue el intelectual que no se escondió detrás de la “neutralidad”, sino que expresó abierta y públicamente su posición ideológica y política: por supuesto, el comunismo. Para él la Literatura ayuda pero no basta, Pues, “Si la literatura pudiera cambiar el mundo, ya lo habría hecho”, sentenció en 1999. Pues, no solo es necesario hacer barras o hacer crítica desde la tribuna perfecta, sino entrar a la cancha a jugar y sudar la camiseta, y sentir en carne propia los dolores de las faltas, trampas y fouls del adversario.

En tercer lugar, sin temor alguno, se enfrentó a la iglesia católica-cristiana, y escribió una novela que levantó ampollas de odio y de intolerancia en los santificadores del mito y del engaño. Pues escribió el libro esencial que faltaba a los evangelios: “Evangelio según Jesucristo”, el relato de la vida biográfica del Cristo como humano y como “hijo del hombre”: ¡perfectamente imperfecto! Claro, como todo humano. Pero esta brillante obra fue prohibida en Portugal y, por supuesto, fue expulsado del país el autor de la obra. Creo, Saramago no se sorprendió del hecho, porque sabía que la iglesia no es mas que la intolerancia y el dogmatismo cubierta o vestida con sotana negra y adornada con discurso de paz y amor.

G. Ordoñez A.