PERIODISMO JOVEN, LA VERDAD SIN TEMOR


jueves, 22 de abril de 2010

LA MADRE TIERRA

Y LA IRRESPONSABILIDAD HUMANA

Todos los seres vivos (vegétales y animales) somos hijos de la Tierra. Y desde un punto de vista biológico, los animales somos parásitos que vivimos a expensas del otro, de los vegetales. Pero el parásito que ha llegado producir conocimientos y todo un cúmulo de artefactos tecnológicos se ha convertido en el parasito más pernicioso, despiadado y egoísta. Tanto es así que se han dedicado a ultrajar y vejar a su propia madre, a la madre Tierra.

Ahora, según el padre de la Teoría de la Gaia y científico James Lovelock, nuestra madre ya esta vieja y enferma, y ya no cuenta con mucha fuerza para recuperarse: “Se esfuerza por mantener lo bastante frío para sus millares de formas de vidas contra el implacable aumento del calor del Sol. Pero para hacer su tarea todavía más difícil, una de esas formas de vida, los humanos, unos respondones animales tribales con sueños de conquista incluso de otros planetas, han tratado de utilizarla en su único y exclusivo beneficio. Con una insolencia pasmosa, han tomado los depósitos de carbono que la Gaia (Tierra viva) había enterrado para que la atmósfera mantuviera un nivel de oxigeno adecuado y los han quemado.” (LOVELOCK J., “La Venganza de la Tierra”, p. 211)

No podemos seguir con nuestro antropocentrismo mítico cristiano y refinadamente kantiano, de que sólo los hombres merecemos respeto, de que solo los hombres debemos ser considerados como fines y el resto simplemente como medios; porque esta filosofía moral nos ha llevado al extremo de convertirnos en genocidas más sanguinarios y brutales de nuestros semejante (los animales). Y esta actitud patológica, que tiene como fundamento el mito cristiano, ya debe parar, porque los animales y las plantas también necesitan respeto, necesita una consideración moral. En suma, necesita que también sean considerados fines, no siempre como medios.

Nuestra irresponsabilidad ha sido (es y será) el veneno para acabar con la vida. No podemos seguir con nuestro egoísmo porque primero, no sólo somos los únicos; y, segundo, porque la vida no se acaba (ni se debe acabar) con nosotros.
Como sostiene Jesús Mosterin: “El que respetemos a todos los animales no impide amarnos aún más a nosotros mismos que ellos. Solo nos impide torturarlos y matarlos por mero capricho o diversión… El que respetemos a la biosfera no nos obliga renunciar al progreso económico. Solo nos obliga a poner orden en nuestra propia casa, nuestra propia demografía y nuestro propio manejo de los recursos naturales. (¡Vivan los Animales! p. 365).

Por: G. Ordóñez A.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

OE INTECTUALILLO VAYA DESPIDIENDOTE PORQUE PRONTO SERAS ANGELITO. Y SI QUIERES AUN A TUS FAMILIARES DEJA DE ESCRIBIR. YA CONOCEMOS TU RUTA.

Anónimo dijo...

ese de la imagen no es chaves y fidel
bien sapos se cambiaron de ideologia

Anónimo dijo...

No seas falso ordoñes, eres un politico frustrado q no reunes ni diriges ni a 3 personas. y esa frustracion te provoca una diarrea verbal. los agustinos no necesitamos a un inutil intelectualillo posero, sino mas bien a dirigentes que organicen y dirijan las luchas contra todas esas lacras a las que te refieres

Anónimo dijo...

En realidad lo escribibiste tu originalmente...lo digo porque utilizas terminos que no suenan mucho, pero si es asi; felicidades, tienes un buen vocabulario.XD

Anónimo dijo...

vocabulario si lo unico, q sabes es insultar criticar, sus palabras favoritas corrupcion noma, asi q como dices buen vocabulario, el tio esta en cero

Anónimo dijo...

Sobre la imagen, si bien es cierto Chavez y Amadhineyah son dos animales a los que no se les debe respetar, dos de los más grandes representantes de la burguesía burocrática con la careta de progresistas en le mundo; los más grandes destructores de nuestra tierra es el capitalismo financiero o el imperialismo, la gran mafia del G8 y sus cómplices: los restantes del G20, con ayuda de las burguesías compradoras instaladas en tercer mundo.

El sapito dice :

......Y ganaremos cada vez que un joven sepa que no todo se compra, ni se vende y sienta ganas de querer cambiar el sistema establecido.